El conflicto es inherente al ser humano. Constantemente estamos inmersos en diferentes conflictos, no solo con otras personas, sino con nosotros mismos . La toma de decisiones o elegir la mejor solución ante un problema determinado puede suponer un conflicto para cualquier persona. Los seres sociales que somos, estamos continuamente relacionándonos con otras personas a partir de la interacción que muestra los conflictos de mayor o menor gravedad. Prácticamente, los conflictos no suelen implicar violencia o agresividad, aunque sí pueden provocar el nerviosismo ante la existencia de intereses contrapuestos, bien por diferencias de una persona con otra o bien porque la elección de una decisión u otra puede suponer una serie de ventajas e inconvenientes . Una de las causas más frecuentes en el desarrollo de un conflicto es la comunicación. La comunicación es básica en la relación entre dos o más personas, pero también es una de las principales fuentes de conflictos y es de vital importancia en su solución, es muy importante cuidar al máximo la forma en que nos comunicamos con los demás. Para ello, hay que tener en cuenta tanto los aspectos verbales como los no verbales.
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